¡Solo el Dios que nos bendice y protege sabe
cuánto hemos pasado en esta heroica jornada!
El honroso pueblo de Venezuela una vez más en
su lucha contra la tiranía, salió a las calles en cada uno de los espacios de
su territorio físico para enfrentar a la más despótica de las tiranías que ha soportado
desde su conformación como república. Monagas, Guzmán Blanco y Castro fueron
santos al lado de los monstruos que hoy nos gobiernan y cuyos nombres no
merecen ser mencionados.
En los días previos al presente hubo
quienes se aventuraron a decir que emularíamos hoy la gesta ocurrida en el año
1.810, pero no hay menoscabo en decir que los prohombres de dicho año están hoy
en el cielo aplaudiéndonos porque en esta jornada hicimos más que ellos en tan
noble fecha. Hoy no nos contentamos con convencer a nuestros congéneres con una
señal negativa de nuestras manos, expresada detrás del tirano, para auspiciar
al pueblo a que con chiflas y burlas lo forzase a renunciar al poder que
ostentaba representativamente en nombre del megalómano francés de la época,
sino que al contrario, salimos a combatir armas de fuego, gases lacrimógenos y
carros de guerra de todo tipo que los tiranos actuales emplearon en nuestra
contra, con más nada que nuestros cuerpos y limpias conciencias. Del mismo
modo, debimos —al suprimir el gobierno de los medios de comunicación públicos toda
información veraz de nuestra gesta—, a través de las redes del internet que el
gobierno aún no ha podido callar, inundar el cyberespacio con nuestro valor y
sufrimiento, y por ello, también hoy fuimos aplaudidos a nivel mundial, gracias
a unos cuantos tuits y tamaña valentía.
La jornada ha dejado en nuestras filas un
saldo de muertos y heridos en las más terribles de las condiciones. Hoy, nos
toca llorar a nosotros, como en efecto lloramos sus caídas, pero a pesar de
todo, declaramos que no podrán matar jamás nuestra ideas y sentimiento de
nación venezolana, lo cual solo pasará en la nefasta hora en que nuestros
ánimos hayan decaído por la muerte del último verdadero venezolano.
En esta fecha, el venezolanismo demostró una
vez más en el territorio de su patria que su bondad es infinita, tanto que con
los cuerpos de nuestros ciudadanos que fueron empujados por los embates de los
homicidas a los márgenes del río nauseabundo de la capital —donde otrora se
bañara el Libertador—, purificamos sus aguas corrompidas y las hicimos cristalinas, enturbiando aún más
de este modo, los destinos de los déspotas que se afanan por seguir usurpando
el poder y nos hacen sufrir.
Mañana una vez más volveremos a arriesgar
nuestras vidas por salvar nuestra nación de las garras del despotismo, tal como
nos enseñaron al inicio de la idea de nuestra patria en el año de 1.811 Juan
Germán Roscio, Francisco de Miranda y Cristóbal Mendoza, con la fe cierta de
que dentro de doscientos años más, algunos de los miembros de esta generación
seremos junto a ellos, los tutores de generaciones infinitas de venezolanos.
Por todo lo anterior, la nación venezolana
MANIFIESTA que a más de doscientos años de existencia, seguimos en
desobediencia a la tiranía y los ímpetus bestiales de los déspotas.
Dios guarde a los buenos habitantes de
Venezuela, muchos años.
Justicia, Libertad y Hermandad.
19/04/2017
Un venezolano en Venezuela. CIP/CPG-Vzla
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